Hoy como antes, todavía casi deshabitado, como un mundo aparte en el que solo un puñado de habitantes vive aislado de todo, sin saber nada de lo que ocurre fuera de la meseta.
Visitarlos en sus casas, escuchar sus increíbles historias, compartir su comida y conocer su forma de vida es una experiencia cultural indescriptible.
Somuncurá es una de las opciones aún inexploradas del turismo patagónico, pero sin dudas en algún momento se posicionará a la par de otros atractivos de fama mundial en la region.