Paraguay todavía está mayormente escondido de los turistas y es el hogar de algunas de las áreas silvestres más vírgenes y remotas del continente. Sus atractivos por descubrir son únicos e indómitos: la cultura indígena, la tradición colonial, los tesoros culturales; mercados coloridos; naturaleza exuberante, vida salvaje, etc.
Quizás sea uno de los países más desconocidos de Sudamérica, pero sin embargo su riqueza cultural y natural lo convierte en un paraíso. Paraguay es como una isla rodeada de tierras, como una vez lo describió un poeta.
En nuestros viajes en el Paraguay profundo, a menudo encontraras caminos rojos, polvorientos y sin pavimentar donde los caballos y los carros con enormes ruedas, son los medios de transporte mas comunes. En algunos pueblos remotos, sentirás haber viajado al siglo XIX o al XVIII. Pequeñas casas de madera, calles adoquinadas y carros con bueyes dominan el escenario.
El sur de Paraguay alberga uno de los sitios históricos más importantes del continente, como los asentamientos jesuitas de los siglos XVII y XVIII.
Cuando descubrimos este testimonio vivo del pasado, nos sentimos impactados y siempre nos conmueve cada vez que lo vemos.
Te garantizamos, sin duda alguna, que despertarán tu asombro.
Mientras que en Asunción los coloridos buses recorren la ciudad, a pocos kilómetros de aquí, el tiempo parece detenerse. Algunos hombres pasan en sus carros tirados por bueyes, mientras que algunas familias se sientan frente a sus casas mientras disfrutan de su tereré helado. La gente aquí es encantadora, orgullosa de sus orígenes y encantada de recibir a los visitantes.
Una tierra llana, espinosa y sofocante, durante siglos, ocupada solo por unas cuantas tribus indígenas resistentes. Sin embargo, es un paisaje peculiar y hermoso, aunque melancólico y gratificante para aquellos que buscan lugares salvajes en un mundo cada vez más desarrollado y accesible.
Los guaraníes fueron uno de los primeros pueblos contactados después de que los europeos llegaran a América del Sur hace unos 500 años. Han estado buscando un lugar que les revelaron sus antepasados donde las personas vivan libres de dolor y sufrimiento, al que llaman "la tierra sin mal".
Hay un lugar enorme, virgen, salvaje y extraordinario, un paraíso para la observación de la vida silvestre, que incluso se puede ver desde la ruta. Es el salvaje oeste paraguayo. La mayor parte de este territorio arenoso, cubierto por un bosque espinoso, solo está ocupado por animales salvajes.