A medida que avanza, la vegetación crece; cubre completamente el cielo en algunos tramos. La tierra húmeda se enrojece, el río se agita, sus turbulencias aumentan, lo que, asociado a un estruendo creciente, nos advierte que estamos llegando a un lugar diferente e imponente. Esa sensación de vértigo, la atmósfera selvática y el constante estruendo ensordecedor lo recordarás toda la vida.
En el cruce fronterizo de Argentina, Brasil y Paraguay, el río Iguazú, después de recorrer 1200 km y con un caudal tremendo, se sumerge repentinamente en las profundidades de un desfiladero gigantesco, convirtiéndose en un espectáculo prácticamente indescriptible y uno de los atractivos naturales más impresionantes del mundo.
Esa maravillosa cascada, fue votada como la séptima maravilla del mundo.
Es sumamente agradable observar las numerosas aves y mamíferos a lo largo de los senderos entre saltos, que conducen a través de la selva, generalmente no evitan la presencia de personas.
No es necesario ser un observador experto ni conocer los nombres de estas aves y animales para disfrutar de su belleza.