La Pampa real se asemeja a una tierra de fantasías. La tierra fértil y los ricos pastos, su vasta pradera se pierde de vista salpicada de miles de cabezas de ganado que son la base del "asado" de las mejores carnes del mundo.
Esa inmensa soledad sin fin tiene magia y un encanto que nunca dejamos de disfrutar. Casi todos los que han vivido esta experiencia reconocen que esta tierra tiene una fascinación difícil de explicar.
Para entenderlo hay que estar en él, vivirlo en sus días y noches, contemplar sus amaneceres y los momentos del crepúsculo, mirar sus horizontes infinitos, caminarlo, cabalgarlo de cara al sol, al viento y a la lluvia, escuchar el el canto de los pájaros, su música y los profundos silencios, y llenarse los pulmones de su aire en un estado de total pureza.