Quebrada del Toro

El río del Toro le da el nombre a la Quebrada,  uno de los pocos accesos a la Puna. 

Recorrimos ésta quebrada en nuestro primer viaje a esta región en la década del 80. En esa oportunidad lo hicimos en el renombrado Tren de las Nubes. Habíamos partido muy temprano desde Salta, recuerdo como el potente tren trepaba por la montaña y serpenteaba sobre empinadas laderas, junto a angostos valles, cruzaba viaductos, se acercaba o se alejaba del rio Toro, que corre en el fondo de la quebrada, pero siempre subía. A menudo veíamos las montañas pegadas a nuestras ventanillas, apenas separadas de nuestro vagón. 

Siempre conservo el recuerdo de esa primer experiencia en el Mundo Andino. Los folletos de la época, hacían referencia a una colosal obra de ingeniería y una proeza técnica, pero la sensación que me quedo más grabada fue la viajar en un tren de juguete, con un zigzagueante conjunto de vagones y su locomotora resoplando a la cabeza entre montañas inmensas.

El Tren de las Nubes ya no corre más por la Cuesta del Toro, actualmente solo hace un recorrido testimonial desde San Antonio de los Cobres al viaducto la Polvorilla. Hoy recorremos los 100 km de este increíble desfiladero en la comodidad de nuestro auto. Paramos, miramos, sacamos fotos, disfrutamos y seguimos. 

Es un sobrecogedor camino donde los paisajes van cambiando desde los verdes claros del valle y los verdes oscuros de la selva a los pardos y ocres que dominan el ambiente de las alturas y la vegetación transmutará desde la frondosa yunga a los cardones gigantes y luego a algunos pastos achaparrados.  

La ruta sube 2.700 mts en 90 km, a medida que va ascendiendo, a ambos lados se elevan los majestuosos Andes, con cerros de un intenso verde que se transforman en rojos o azules, a menudo envueltos en sus nubes características, y siempre inmensos e inspiradores.

Históricamente, el cañón fue ruta de mercancías y comunicaciones. Fue utilizado por los habitantes originarios mucho antes de la llegada de los Incas. Posteriormente formó parte del "Chapaq Ñam", el sistema vial Inca. Los caminos constituyeron un símbolo omnipresente del poder y la autoridad de los incas y fueron fundamentales a la hora de integrar el sur del imperio con el centro del poder en Cusco. Luego la utilizaron los españoles para afianzar la conquista y trasladar caravanas de ganado y mulas desde Salta hasta el desierto de Atacama en Chile, finalmente a mediados del siglo XX siguió su trazado el emblemático Ramal C-14, por donde corría el Tren a las Nubes.

La ruta pasa por Santa Rosa de Tastil, ubicada a 3.200m. Este es un pueblo mínimo, apenas habitado por unas 20 personas, su relevancia esta en las ruinas de una antigua ciudadela de una cultura pre-inca que fue un importante asentamiento en la que se calcula que habitaron más de 2.200 aborígenes entre los años 1336 y 1439. A inicios del siglo XIV los incas invadieron toda la región y sometieron a todas las poblaciones locales, obligándolas a ser parte del sistema tributario estatal. Los incas transformaron este lugar en un importante centro administrativo. 

La ruta continúa subiendo cada vez más alto hasta atravesar los cordones montañosos que encierran la Puna, para finalmente desembocar en San Antonio de los Cobres, un pueblo minero con pequeñas callecitas y casas bajas de adobe, que generalmente es un la base ideal para cualquier expedición en la Puna, ya que cuenta con una confortable hosteria.

A partir de aquí el camino es de ripo y arena y el entorno transmite un sensación de salvaje, casi inaccesible, en poco tiempo rozaremos los 4.600 mts. en el "Abra del Chorrillo" y más allá el desierto casi interminable, la lejanía total y la desolación absoluta de la Puna y sus inmensas planicies.

Nos apasiona hacer viajes para individuales o muy pequeños que profundicen un poco más. Viajando por caminos escénicos como este, más allá del alcance de los caminos trillados, nuestros recorridos te invitan a ver cada destino a través de los ojos de las personas que mejor lo conocen: los lugareños que lo llaman su hogar.