Este paso natural hacia la Puna y sin duda un paraje inolvidable de esta región es sin dudas uno de los más impactantes recorridos en el Mundo Andino.
Un profundo desfiladero socavado con el correr de los milenios, un hondo tajo en las montañas que une los verdes valles del sur con la altiplanicie yerma del altiplano. Árida y desolada en su nacimiento, áspera y rugosa en su parte media, verde y exuberante en el fondo.
Fue la ruta obligada en la prehistoria del continente, fue el camino vital de los pueblos primitivos y cuna de heterogéneas civilizaciones, escenario de la expansión del imperio Inca, lugar de enfrentamientos y resistencia ante el avance de la conquista española y protagonista principal de la acción emancipadora de la independencia.
Pintorescos pueblos que mantienen las características arquitectónicas y costumbristas de las culturas prehispánicas como Purmamarca y Ticara; sencillas capillas de exquisita belleza como las de Uquía o Yavi que conservan su estilo colonial; ruinas prehispánicas como las del Pucara de Tilcara, y tradicionales y sorprendentes festejos, se suceden a uno y otro lado de un camino, trazado junto al cauce del río Grande.
De allí que la UNESCO la declarara Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad por ser una combinación de maravillosos paisajes y conservar su milenaria cultura además de innumerables vestigios precolombinos y coloniales.
Llegar aquí y transitarla es asombroso, lo más probable es que nunca olvides esa primera vez que conoces la Quebrada de Humahuaca. Personalmente nunca deja de impactarme su impresionante belleza, sus colores mágicos y su cielo límpido. Seguramente, como a mí, te maravillará observar cómo el sol ilumina los diferentes tonos de las paredes de roca brillante a medida que va cambiando su posición. Pero además sentirás cómo fue la evolución lenta de sus pueblos, sus mitos y costumbres, sus creencias religiosas, ritos, fiestas, arte, música y técnicas agrícolas ancestrales, cómo se construyeron sus pucaras y apachetas (templos) a la pachamama (la Madre Tierra para los aborígenes), cómo se levantaron pequeñas iglesias, sus casas de adobe, cómo se levantaron postas, y como se formaron pueblos con profunda tradición.
En el lado norte de la Quebrada, un camino sinuoso de ripio se curva hasta un paso a 4.000 metros y luego desciende abruptamente (1300 mts en 15 km), surcados por vistas impresionantes, curvas y contracurvas. Finalmente, oculto en un desfiladero y colgado de imponentes montañas, se encuentra el pintoresco y mágico pueblo de Iruya, un pequeño poblado de raíces indígenas, con angostas callejuelas de piedra que suben y bajan dramáticamente conforme a la orografía del lugar.
En la Quebrada de Humahuaca, la cultura aborigen se entrecruza con la cultura hispana, logrando la supervivencia de ambas y generando una interculturalidad única. La gente de la Quebrada profunda, más allá de los pueblos turísticos es propiamente de este lugar, ha conservado por siglos su modo de vida, sumergida en sus creencias y practicando sus tradiciones, muchos desconocen lo que es el turismo, pero todos tienen muy desarrollada la hospitalidad.
Si te interesa maximizar tu experiencia con un contacto local único, fuera del camino principal y conectarte con las tradiciones de una comunidad originaria, degustar su exquisita gastronomía y vivenciar las actividades que llevan a diario, en medio de las montañas, nos internarnos unos 60 km por un camino andino y después de una breve caminata por un sendero, una familia amiga compartirá con nosotros sus tradiciones y costumbres, el cuidado de sus cabras y su huerta, el teñido de la lana, la preparación del queso, unas empanadas al horno de barro, un mate cocido, la recolección de yuyos medicinales en el monte, y cualquier otro ingrediente de su sencilla rutina familiar. De esta manera apoyamos el desarrollo de familias y comunidades que de otra manera no verían los beneficios del turismo.
Un poco más tarde, trepando con el auto a más de 4.300 metros sobre el nivel del mar, el premio será un espectáculo impactante y casi desconocido, que te dejará petrificado por lo que ves. Aquí arriba, frente a ti, el viento y la lluvia fueron dejando al descubierto una paleta de colores de muchos matices que oscilan entre blancos, ocres, amarillos y rojos y que con la luz del sol brillan en un espectáculo sublime.
Todo es silencio a tu alrededor, todo es inmenso en extensión y deslumbrante, sólo el viento se mueve de aquí para allá.
Estos son algunos de los matices que le dan un carácter excepcional a este cañadón, se trata de un paisaje cultural único en el mundo, un patrimonio viviente de la humanidad. Un imperdible en el Mundo Andino.
Recorrer está quebrada implica romper la barrera del tiempo para conectarse con un pasado que se resiste al olvido y se abre expectante un mundo para descubrir.
Te invitamos a viajar con nosotros en nuestra camioneta 4x4. Será una experiencia expedicionaria que siempre recordarás, trataremos de alcanzar más de lo que esperas.
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