El colorido Altiplano, en el corazón del Mundo Andino, es tan remoto como el Amazonas, la Antártida o el desierto del Namibia, es una escarpada meseta con aproximadamente el tamaño de Italia. Esta dura meseta no se rompió cuando los Andes emergieron y se elevó con ellos hasta superar los 3.500 metros. Localmente denominada La Puna en Argentina, Puna de Atacama en Chile y simplemente Altiplano en Bolivia, se extiende entre Argentina, Bolivia y Chile.
El Altiplano Andino es un lugar de ciencia ficción, un entorno montañoso primordial, árido, enrarecido por la gran altitud y con un paisaje extremo tan extraño e inhóspito como la superficie de Marte. Con pasos de alta montaña, lagos de sal con colores increíbles, volcanes activos y apagados, algunos lagos cristalinos y otros de colores caprichosos, atravesados por arroyos glaciarios, campos de lava, cerros ocres y desiertos de piedra pómez blanca, etc.
Aquí unos puñados de habitantes aislados aún viven de forma relativamente primitiva en una lucha de siglos contra los elementos hostiles de la naturaleza.
El Altiplano andino es tan remoto, tan inaccesible, tan estéril y tan deslumbrante, que en mi caso, nunca dejo de sentir una sensación de asombro relativamente interminable y me conecto con un tiempo primitivo, millones de años atrás. En esta zona de Sudamérica, alguna vez hubo cientos de volcanes ardiendo, inmensos ríos de lava y derrames de basalto, eso hizo a toda la región inquebrantable ante la irrupción incontenible de Los Andes.
Los ambientes cambian regularmente según la luz, la ubicación del sol, la cantidad de nubes y las sombras que las piedras proyectan: montañas que pueden devenir de rojo bermellón a rojo oxido, a rojizo o también a terracota; arroyos azules que pasan de intensos a claros, bordeados por colinas multicolores con distintos brillos; vegas de musgo o hierba o en el fondo de algunos valles, que cambian distintos tonos de verde; inmensas extensiones de sal o piedra pómez pueden pasar del blancos a grisáceos o a amarillos, etc. En cada curva aparece un paisaje nuevo, cada uno más fascinante que el anterior, hecho de la energía vibrante de las montañas, del juego de las luces y las sombras, de las quebradas, las rocas gigantes, los estratos geológicos a la vista. Todo cambia con el tiempo, con el agua, el calor, el viento y el frío.
Como te decía esta es una región de extremos y el clima es parte de esa experiencia. En el Altiplano puedes experimentar cualquier tipo de clima, desde un día de ráfagas de nieve y vientos huracanados muy fríos hasta un espectacular día tranquilo de cálido sol en los 20 grados centígrados. Las noches son siempre frías y con certeza con temperaturas bajo cero. Aquí vestirse en capas es esencial: una capa base térmica de manga larga no estará mal; siempre trae una chaqueta abrigada, un gorro y guantes. El protector solar y las gafas de sol son esenciales.
Pero tocar el cielo pude provocar los efectos de falta de aire, y algunos visitantes pueden sufrir temporalmente el mal de altura. Los síntomas varían; los más comunes son dolores de cabeza leves, náuseas leves y dificultad para respirar. Lo mejor es prevenirlos. El cuerpo suele arreglárselas solo, pero necesita tiempo para aclimatarse, se recomienda reducir los esfuerzos físicos, tomarse las cosas con calma y resistir la tentación de saltar del vehículo cada 5 minutos para tomar fotografías, al menos por un par de días, evitar los alimentos difíciles de digerir e hidratarse permanentemente. Desde hace siglos la sabiduría popular de las culturas andinas confía en las propiedades medicinales de la hoja de coca, por lo que, para casi todos, es el remedio fundamental para los efectos de la altura, también es común beber una infusión conocida como té de coca y algunos prefieren confiar en pastillas de venta en farmacias. La mayoría de los síntomas se alivian en un par de días, pero en caso de persistir recurrimos al auxilio de los tubos de oxígeno.
En el altiplano del Mundo Andino abundan los lugares para escuchar el silencio. Se extienden hacia el oeste desde Salta hasta el desierto de Atacama y el océano Pacifico en Chile y hacia el norte en Bolivia.
Cuando conducimos en el altiplano, generalmente en varios lugares nos detenemos para empapamos de mucho silencio.
Nos encantaria revelarte la esencia y las bellezas de este lugar, dejar de lado los elementos clásicos hechos “solo para turistas masivos". Te proponemos explorar con nosotros estas tierras fuera de los caminos trillados en nuestra 4x4, trataremos de capturar su verdadera naturaleza.
El alojamiento en la Puna es sencillo, hay pequeñas posadas en algunos oasis, son acogedoras y cómodas. Ocasionalmente puede ser necesario utilizar un alojamiento alternativo muy básico. La comida tradicional es sencilla, natural y muy sabrosa.
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